HIPÓTESIS DE LA EXISTENCIA DE UN DESTACAMENTO (VEXILIATO) DE LA LEGIO X GEMINA EN COMPLUTUM DURANTE EL PRINCIPADO DE NERÓN
En ‘Las Legiones en Complum’ presentamos la hipótesis de la existencia de una guarnición militar de la Legio X Gemina en la ciudad de Complutum en el siglo I d.C. basándonos en la ya demostrada existencia previa de un campamento militar en el Cerro de San Juan del Viso, germen de la primera Complutum Republicana, a la posición estratégica de la ciudad y su importancia en la política de romanización del territorio.
¿LA LEGIO X GEMINA EN COMPLUTUM?
La hipótesis de la existencia de este posible acuartelamiento vendría justificada, sobre todo por la centralidad geográfica de la ciudad y por tratarse de un importante nudo de comunicaciones en el que confluían varias calzadas, con la importancia que ello supone para el movimiento de tropas, su abastecimiento, así como para el comercio y el control territorial.
Sabemos que, además de los conocidos casos de la fundación ex novo de Zaragoza y de Mérida, pobladas entre otros con veteranos de la X, en época del principado de Augusto, miembros de la X fueron también enviados como refuerzo de la población de colonias ya existentes como la colonia Patricia Corduba como parecen indicar las diversas series de acuñaciones locales con el águila y los vexilla legionarios.
Arriba: Miembros de la Asociación de Recreación Histórica Ab Urbe Condita, desfilan portando el vexilum de su unidad durante las actividades de las jornadas de recreación romana Complutum Renacida
Vexillationes de las legiones III, VI y X construyeron en el valle del Ebro caminos, puentes e incluso las murallas de Caesaraugusta y es probable que todo el esfuerzo -incluida la fundación de Caesaraugusta– formase parte de un plan estratégico de control del territorio de mucho mayor alcance.
Igualmente, la presencia de decimani en Tarraco, Cesaraugusta y Clunia permite intuir la existencia de personal militar destacado al servicio del gobierno provincial, así como la presencia de algunos decimani en Gallaecia y en otras comarcas occidentales es tenida por algunos como indicio de la existencia de vexillationes para el control de las zonas mineras.
No es principalmente el control de recursos -aunque las fértiles llanuras del Henares fueran importantes productoras de materias primas como el grano, frutas, verduras, ganado y arcilla de gran calidad- lo que justificaría la existencia del destacamento complutense, sino el control del territorio. Su integración y administración se llevaron a cabo en toda la península mediante la intervención del ejército.
Entre las funciones desempeñadas tendríamos la vigilancia de los caminos, las labores de escolta a los funcionarios imperiales, la recaudación de impuestos, el abastecimiento de las legiones acantonadas y, en definitiva, las funciones asimilables a lo que hoy sería la policía.
Obvio es que la provincia de la Tarraconense, a la que en este periodo pertenecería Complutum, acogiera el mayor número de efectivos, ya que era donde se encontraban las principales bases militares y en ella residía el gobernador provincial. Eso sí, las tropas podían ser utilizadas en cualquiera de las otras provincias según las necesidades.
Debido a todas estas funciones de controlar y gestionar unos territorios tan amplios, las autoridades se vieron obligadas a desplegar numerosos dispositivos. Dicha distribución se llevó a cabo bajo diversas formas. Junto al sistema de los campamentos legionarios y auxiliares se desarrollaron otros modelos basados en el reparto de efectivos desgajados de las unidades principales. Este sistema, creado por Augusto y reforzado por Tiberio, continuó durante todo el Imperio.
Estas bases son difíciles de rastrear, aunque este tipo de puestos no fueron los únicos desarrollados de cara al control y administración del territorio. Uno de los repartos de los efectivos era por los distintos núcleos urbanos que tenían importancia desde el punto estratégico o administrativo; serían las dos capitales de ambas provincias imperiales, las de conventus y el de ciudades en posiciones estratégicas clave como nuestra Complutum.
La escasez de testimonios y los problemas de identificación de los lugares donde hubo presencia militar hacen difícil establecer un mapa detallado de este período en Hispania.
Como conclusión, nos queda clara la importancia de la distribución de los efectivos militares para las autoridades romanas como elemento no sólo de control, sino también de organización del territorio. Por tanto, seria perfectamente factible, y entraría dentro de lo razonable la existencia de un destacamento militar en la ciudad e Complutum y que además estuviera formado por milites de la Legio X Gemina.
COMPLUTUM EN EL IMPERIO ENTRE EL 54 d.C. y el 63 d.C.
En la época que nos ocupa, el reinado del último de los Julio-Claudios, Nerón, concretamente entre el principio de su reinado, año 54 d.C. y la fecha en que traslada a la X a Pannonia, el 63 d.C., Complutum estaría ubicada dentro de la provincia de la Terraconensis, más concretamente dentro del Convento Cesaraugustano –Conventus Caesaraugustanus-.
La provincia Hispania Citerior Tarraconensis, en su momento de mayor extensión que es el que nos ocupa, abarcaba unas dos terceras partes de la península ibérica. Con un tamaño aproximado de 380.000 km² y una población estimada en 3 o 3,5 millones de habitante, la Tarraconense era probablemente, en esta época, la mayor provincia del Imperio.
Arriba: Un destacamento recorre como siglos atrás las calles de la antigua ciudad de Complutum en esta recreación realizada por Ab Urbe Condita para el programa la aventura del saber de RTVE
Tras la reorganización llevada a cabo por Augusto en el 27 a. C., la Tarraconense, junto con la Lusitania, fue designada provincia imperial, es decir, que era el emperador quien nombraba directamente a su gobernador quien tendría rango consular. La provincia restante de las tres en las que se dividía Hispania en aquel periodo, la Baetica, sería provincia senatorial —provincia populi Romani — es decir, era el senado romano quien tenía el derecho de designar al gobernador, que ese este caso era de rango proconsular.
Al frente de la Tarraconensis se encontraba el gobernador de la provincia o legatus Augusti pro praetore provinciae Hispaniae Citerioris Tarraconensis, quien como ya dijimos, era un senador de rango consular, cuya sede se encontraba en la capital provincial, la colonia de Tarraco.
En época de Augusto y Tiberio, tenía como subordinados a tres legados al frente de tres legiones, que fueron reduciéndose a dos bajo Calígula y a una con Nerón.
La gran extensión de la provincia determinó que, en algún momento entre Tiberio y Claudio, el gobernador recibiese como auxiliares en la administración de justicia a siete legados, llamados legati iuridici, que fueron puestos al frente de sendos conventos judiciales o conventus iuridici. Estos legati eran nombrados directamente por el emperador. Los siete conventos jurídicos de la provincia, de E. a O. y comenzando por el de la capital, eran bajo el reinado de Nerón:
- El Tarraconensis, con capital en la Colonia Tarraco (Tarragona).
- El Carthaginensis, con capital en la Colonia Carthago Nova (Cartagena).
- El Caesaraugustanus, con capital en la Colonia Caesar Augusta (Zaragoza). Convento a la que estaría adscrita la ciudad de Complutum en este periodo.
- El Cluniensis, con capital en la Colonia Clunia Sulpicia (Coruña del Conde).
- El Asturicensis, con capital en el Municipium Asturica Augusta (Astorga).
- El Lucensis, con capital en el ¿Municipium? Lucus Augusti (Lugo).
- El Bracarensis, con capital en el Municipium Bracara Augusta (Braga).
COMPLUTUM Y SU TERRITORIO
Ahora que hemos situado a Complutum en el contexto del imperio, vamos a ver someramente como era la ciudad y su territorio en tiempos de Nerón.
Sabemos que la Complutum de la segunda mitad del siglo I d.C. era ya importante población de al menos 50 Has, poblada como mínimo por unos 10.000 habitantes, y que constituía la principal ciudad en un radio de unos 100 Km.
De nueva planta, el tipo de urbanismo que podemos ver en Complutum es el hipodámico característico del siglo I d.C. Con una trama ortogonal definida por manzanas regulares y amplios espacios comunes.
Sus dos vías principales se cruzan en el Foro, donde se disponen los edificios públicos más importantes descubiertos hasta el momento, Basílicas, baños públicos, un auguraculum y templos.
Arriba: Un sacerdote realizando un culto tradicional romano en el auguraculum del yacimiento de Complutum en esta recreación realizada por Ab Urbe Condita para el programa la aventura del saber de RTVE
LA CIUDAD
La ciudad contaba con un desarrollado sistema de saneamiento a base de desagües y la mayoría de las calles estaban porticadas. Contaba con numerosos comercios y grandes casas señoriales como la de los Grifos y otras más pequeñas pero muy lujosas que podemos considerar pequeños palacios urbanos, como la conocida como casa de Baco, que nos hablan de una prospera clase media-alta.
ESTATUS JURÍDICO
Por Plinio sabemos que Complutum era, en tiempos de Nerón, una ciuitas stipendiaria del Convrentus Caesaraugustanus.
¿Pero qué significa ser una Ciudad Estipendiaria? Una ciudad Estipendiaria –Stipendiariae– hace referencia a un estatus jurídico creado alrededor del 132 a.C. que puede otorgarse a ciudades extranjeras conquistadas que hayan presentado poca o ninguna resistencia a la dominación romana. Como resultado de su rendición o deditio, Roma pasaba a ser propietaria de todos los bienes y personas.
La tierra ocupada por estos peregrini o stipendiarii podía ser reclamada por Roma, como propietaria que era, en cualquier momento, generalmente por necesidades militares.
En la práctica se autorizaba a sus habitantes a explotar sus recursos a cambio del pago de un tributo o stipendium, un impuesto directo del 5 por ciento.
Las ventajas eran claras, ya que los habitantes conseguían permanecer como personas libres y mantener un alto grado de independencia política y económica y gozaban generalmente de autonomía para regirse internamente por sus normas tradicionales.
En la época que nos ocupa, es decir entre los años 54 d.C. y el 63 d.C. la ciudad seguiría manteniendo este estatus, ya que no sería hasta el año 74 d. C. cuando el emperador Vespasiano conceda el ius Latii y el rango de Municipium a distintas ciudades entre las que se encuentra Complutum.
Teniendo en cuenta que la presencia de roma en la zona era ya centenaria, es de suponer que en este periodo muchos de los vecinos de Complutum contarían ya con la plena ciudadanía, bien por ser colonos o descendientes de colonos itálicos, tratarse de veteranos de tropas auxiliares licenciados -a los que al fin de su servicio se otorgaba dicho privilegio- o indígenas de las elites locales a los que ejercer las altas magistraturas públicas de la ciudad les otorgaba también la ciudadanía plena.
EL TERRITORIO
Complutum tenía un territorio complejo y muy extenso, que cubría en el siglo primero de nuestra era aproximadamente, desde las montañas del Sistema Central, hasta el Tajo abarcando parte de la Comunidad de Madrid y de las provincias de Guadalajara, Cuenca y Toledo.
Hacia el N.O. en el actual municipio de Colmenar Viejo, conservamos una referencia precisa epigráfica. La referida inscripción se conserva en la ermita de Nª Sra. de los Remedios y hace referencia al límite municipal complutense.
Hacia el N.E. otro limite podría ser el de la ciudad de Arriaca, en la actual provincia de Guadalajara, aunque, como en el caso de la pequeña ciudad (probablemente una mansio) de Mantua al S.O. estas ciudades como otras medianas y pequeñas ciudades rurales (el vicus) en realidad quedaran englobadas y dependieran administrativamente de la capital Complutum. Igual pasaría al S.O. con la ciudad y el territorio de Titulcia de la que conocemos su segura dependencia administrativa de Complutum en el siglo IV.
A las ciudades y pueblos habría que añadir los centenares de grandes y medianas explotaciones agropecuarias, concentradas en las regiones más fértiles, como las vegas de los ríos Henares, Jarama, Tajuña y Tajo. Una región tan fértil que ya hacía de los carpetanos uno de los pueblos prerromanos más numerosos y ricos de la península con una economía basada en el cultivo de cereales y la cría de ganado -habría que hacer aquí especial mención a la cría de caballos, importante actividad que pervive incluso en la actualidad-, y al comercio.
Avanzado el siglo I d.C., la tierra estaría, una gran parte en manos de grandes terratenientes provenientes de las elites locales y nobleza latina junto con otras pequeñas explotaciones en manos de veteranos licenciados a los que se cedían parcelas al término de su servicio.
El territorio de Complutum disponía de dos de los ejemplos más significativos de grandes explotaciones agropecuarias de España: el primero la villa de Valdetorres, en el Jarama, junto a la vía que descendía desde el Sistema Central y se encaminaba a la capital, Complutum. El segundo la villa del Val, en el Henares, a sólo unos 3.000 m del centro la ciudad, en una fértil banda de terreno que discurría entre el río y la vía que se encaminaba a Zaragoza.
Esta villa se dedicaba, además de su actividad agropecuaria, a la cría de caballos: una actividad muy lucrativa. Los caballos eran animales muy caros, sobre todo cuando estaban entrenados para las carreras del circo o para la guerra. Tal era su importancia que el Estado, a partir del siglo 11 d.C., reguló minuciosamente las yeguadas.
Existía una amplia cultura, plagada de conocimientos especializados, que se vinculaba a esta crianza y se expresaba en términos mitológicos o literarios como por ejemplo que el viento favonio fecundaba a las yeguas hispanas lo que hacía que los caballos hispanos fueran tan rápidos.
La raza hispana era una de las favoritas de todo el Imperio: esto lo propiciaba la tradición en la cría, la abundancia de animales y una buena relación calidad – precio. Hispania era una de las regiones donde podían encontrarse yeguadas importantes en manos de terratenientes como la que existía en la villa del Val.
COMPLUTUM, NUDO DE COMUNICACIONES CLAVE DEL CENTRO PENINSULAR
Aceptamos la idea de Complutum como un importante centro económico, comercial y estratégico del que partían y confluían varias vías hacia y desde distintos puntos de la geografía hispana. De norte a sur y de este a oeste.
La principal y más impórtate, la vía Emerita Augusta-Caesaraugusta. pero a través de los yacimientos también identificamos otras que se presumía que existían, pero no teníamos una clara constatación. Como ejemplo de ello nos referimos a dos: la primera partiría hacia el noroeste pasando por Valdetorres del Jarama uniéndose con la vía que remonta el Jarama hacia Segovia y la segunda sería la que ascendiendo por la paramera iría hacia la costa levantina atravesando los valles de los ríos Tajuña y Tajo.
Detallaremos a continuación las vías que pasaban o partían de Complutum:
Vía del Jarama: dirección N.O. desde Complutum a Valdetorres del Jarama y pasando el puerto de Somosierra, en dirección Segovia, Cauca, Septimaca, Pallantia y desde allí hacia el acuartelamiento principal de la Legio X en Petavonium continuar hasta Asturica Augusta, y de allí a Lucus Augusta.
Via Complutum-Cesaraugusta: dirección N.E. pasando por Arriaca, Ocilis, Bilbilis y desde allí, Ilerda y la capital de la provincia Tarraco y el mediterráneo.
Via Complutum-Cartago Nova: pasando por Segobriga y cruzando en tajo en las inmediaciones de Caraca continuar en dirección S.E. hasta Cartago Nova.
Via Complutum-Emerita Augusta: dirección S.O. pasando por Carranque y Austorbiga (talavera de la reina) y de allí a la capital de la Lusitania.
Via Complutum-Toletum: pasando cerca de Arganda, pasando por Bayona hasta Toledo luego se uniría en Austorbiga a la vía complutum-Emerita Augusta.
EL DESTACAMENTO MILITAR DE COMPLUTUM
Una vez que hemos detallado la importancia de Complutum en el contexto de la organización y control del territorio hispano, no es en absoluto descabellado presentar la hipótesis de la existencia de un destacamento militar en la ciudad durante el reinado de Nerón, pese a las pocas evidencias arqueológicas de presencia militar en la región salvo ya la mencionada del campamento de la Primitiva Complutum, la estela erigida por su hijo a un legionario veterano que puede verse en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, o diversos restos de armamento encontrados en la misma Complutum y en otros yacimientos de lo que era su ager o término municipal como; conteras de escudos y de vaina de espada y puñal, puntas de pilum, lanza y flechas.
LAS LEGIONES EN LA TARRACONENSIS
Para poder garantizar el orden y seguridad de la provincia, terminadas las guerras cántabras (26 a. C.-19 a. C.) quedaron establecidas en la provincia Tarraconensis tres legiones:
- La VI Victrix (hasta su traslado a Germania Inferior en el 70 por orden de Vespasiano) con sede en Legio (actual León).
- La X Gémina (hasta ser enviada a Pannonia en el 63 d.C. por Nerón) con sede en Petavonium (Rosinos de Vidriales, Zamora).
- La IV Macedónica (hasta ser transferida a Germania en 43 d.C. por orden de Claudio) con sede en Pisoraca (Herrera de Pisuerga, Palencia).
Estas legiones estuvieron complementadas por varias unidades auxiliares, como el Ala Parthorum, o la Cohors IV Gallorum, aunque es muy difícil conocer exactamente cuántas de estas unidades formaron parte de la guarnición peninsular y cuáles eran exactamente.
En el territorio de Complutum, como ya hemos mencionado anteriormente sabemos de la existencia en el cerro de San Juan del Viso o monte del Zulema, de un campamento militar romano del periodo republicano que, por sus dimensiones, sería apropiado para una guarnición tamaño cohorte. Podía estar asociado al periodo de las Guerras Sertorianas o incluso anterior, en el contexto de las incursiones lusitanas al territorio carpetano.
Estaba situado en frente del oppidum carpetano que existía sobre el cerro del viso y fue el germen del posterior desarrollo de la primera Complutum.
La posición estratégica del impresionante cerro testigo, dominando el vado del rio Henares, las tradicionales sendas trashumantes, el control visual de un amplísimo territorio y su fácil defensa, hacían del cerro el emplazamiento ideal para esta guarnición.
Por las razones que hemos ido señalando en el texto, sería muy factible que la guarnición se mantuviera en el tiempo, y que con el traslado de la ciudad al llano desde el cerro del viso, la guarnición descendiera también al llano cambiando de ubicación y de efectivos y con un cambio en sus funciones, que irían acordes a la progresiva romanización del territorio.
Probablemente en la época de la que hablamos, el reinado de Nerón, la guarnición existiría sobre todo con funciones de apoyo o junto con una statione.
LAS STATIONES
Las stationes, situadas en nudos de comunicaciones clave; desarrollaban múltiples e importantes funciones que podían ir desde, labores de escolta, el control policial de una zona, la supervisión de la buena marcha de la vehiculatio y el correo imperial, hasta la recaudación de peajes o portoria o la vigilancia de los mercados.
Por otro lado, las fuentes nos informan que Augusto y posteriormente Tiberio situaron stationes militum en aquellos lugares en los que era necesaria la presencia de militares
También era imprescindible un control administrativo de la red de suministros para evitar operaciones de fraude.
Otra importantísima función seria la vinculada al sistema de suministro de las legiones acantonadas en la provincia. En esta función era clave la figura de la persona al cargo de la statione, el beneficiarius, apoyado por el resto del personal administrativo y militar.
La red de puestos de beneflciarii o stationes beneficiariorum, se conoce sobre todo a partir de las inscripciones erigidas por estos soldados. Desde fines del s. II d.C. existía el hábito entre los beneflciarii de colocar inscripciones votivas al final de su misión en esos puestos.
La red de aprovisionamiento militar en períodos de paz se definiría por cuatro niveles jerárquicos de decisión: el nivel superior, representado probablemente por el praefectus annonae, coordinaría el aprovisionamiento extraprovincial; un segundo nivel, representado por el procurator augusti, máxima autoridad financiera, era en el que recaía desde época de Augusto, la responsabilidad del abastecimiento militar, además de otros cometidos como la recaudación de los impuestos directos e indirectos de la provincia; un tercer nivel identificado por los beneficiarii, se preocuparía del control de los suministros y de su transporte regular; y finalmente, un último nivel, representado por los mandos y administrativos de cada unidad, serían responsables del aprovisionamiento local.
En resumen, las stationes beneficiariorum formaban parte de esa red en la que generalmente estaban destinados este tipo de oficiales. Tenían como objetivo principal acoger a los miembros de este grupo y el personal bajo su cargo, destinados por el gobernador provincial para llevar a cabo tareas de administración. Los diferentes documentos muestran estos emplazamientos vinculados a importantes vías y nudos de comunicación como el que fue Complutum.
Arriba: Las labores administrativas como el pago de salarios, recaudación de impuestos, etc. eran realizadas por los officia legionarios y el personal de las stationes, como recrean aquí miembros de Ab Urbe Condita en el yacimiento Complutense de la Casa de Hippolytus
LAS LEGIONES EN COMPLUTUM, LA GUARNICIÓN MILITAR
¿Pero cuál sería el personal con el que contarían la guarnición complutense? En este aspecto no podemos más que especular.
La única referencia que podemos tener son las hipótesis que se han realizado sobre, por ejemplo, la guarnición de la capital provincial de la que dependería Complutum, la ciudad de Tarraco como las planteadas por Patrick Le Reux en su ‘Ejército y Sociedad En La Tarraco Romana’.
Para la guarnición militar, no sería muy desacertado pensar en una unidad tamaño cohorte, 450 soldados de infantería romana. Para más información sobre la organización de una Cohorte, ver el artículo HIPÓTESIS ORGANIZACIÓN Y ESTRUCTURA DE UNA LEGIÓN ROMANA ALTOIMPERIAL TRAS LAS REFORMAS DE NERÓN.
Este destacamento de infantería de ciudadanos romanos podría estar apoyado por un Ala quingenaria de caballería auxiliar nativa -recordamos la tradición en la crianza de caballos en Complutum y su territorio sobre la que hemos hablado en el texto y la calidad constatada de los jinetes de la meseta-. Esta unidad auxiliar estaría formada probablemente por jinetes carpetanos y de los pueblos celtiberos vecinos.
Arriba: Legionarios altoimperiales realizando maniobras. La instrucción intensiva era clave para el ejercito romano, como recrean aquí los milites de Ab Urbe Condita
Las alas de caballería auxiliar romana estaban organizadas en dos tipos diferentes de unidades: la quingenaria formada por 16 turmas, cada una compuesta por 32 caballeros, lo que sumaría un total de 512 jinetes o eques, y la milliaria con 24 turmas, es decir un total de 768 jinetes.
El ala tenía su propio portaestandarte o vexillarius, que llevaba un estandarte o vexilum con el nombre del ala. A su mando estaría un comandante del mismo pueblo al que pertenecía el ala. Ya a finales de siglo, este mando recaería en un prefecto de ala o praefectus alae, ciudadano romano procedente de la orden ecuestre.
A comienzos del Imperio, las alae estaban adscritas a una legión, pero a lo largo del siglo I fueron asentadas en campamentos independientes o castellum alae en los diferentes límites del territorio romano.
Estos campamentos, generalmente de forma rectangular y de entre 1,9 y 2,5 ha de superficie, estaba rodeado de el vallum o muralla, precedido por un foso sencillo o doble, con cuatro puertas, de las cuales las portae principalis solían ser de doble vano. Los campamentos tenían en su centro los principia o cuartel general, donde se custodiaban los emblemas de la unidad y la caja común, y a partir de ahí se encontraban el pretorium o residencia del prefecto de ala, los horrea o almacenes, los barracones, mixtos con establos, y algunos establos independientes y, a veces, un valetudinarium u hospital.
En el exterior, solía existir una instalación termal y un terreno despejado amplio para el entrenamiento. Cerca de cada castellum había normalmente un establecimiento civil o cannabae, y más lejos, los prados o prata, terrenos en los que hacer pastar a los caballos y un terreno para hacer maniobras.
Desde aquí, lanzamos la hipótesis de que los acuartelamientos de la guarnición militar altoimperial de Computum, estuvieran ubicados donde actualmente se alzan los restos del palacio arzobispal.
EL CASTRA DE COMPLUTUM
Que es un emplazamiento estratégico e idóneo para una fortificación militar queda demostrado por el hecho de que el nombrado palacio se desarrolló en ese lugar, a partir de la primitiva fortificación cristiana, que tras la reconquista de la ciudad se levantó a su vez sobre una posible edificación árabe, que a su vez pudiera haber aprovechado los restos de antiguos edificios romanos y visigodos.
Una vez iniciado el traslado de la primitiva ciudad republicana desde el cerro del viso al valle del Henares, sería lógico pensar que se buscara un nuevo emplazamiento también en la llanura para el hipotético acuartelamiento y la sede de la statione.
Arriba: Recreación de un campamento romano y sus actividades diarias durante el evento Complutum Renacida en el recinto del Palacio Arzobispal, lugar en el que podría haber estado ubicado el castra romano en tiempos del emperador Nerón
Para la elección del lugar influirían diversos e importantes factores como; la cercanía a la ciudad, -una milla romana hasta el foro de Complutum-, la idoneidad de un terreno amplio y llano, -la superficie total del actual palacio junto a la llamada huerta del obispo supera las 7 hectáreas-. Además, el espacio al norte del recinto en la zona que hoy ocupa la fabrica de Roca, se utilizó durante siglos como coso, un espacio para la realización de demostraciones y entrenamientos militares de caballería.
Clave sería para dichas instalaciones el suministro regular de agua para riego, y mantenimiento del ganado e incluso el llenado de fosos defensivos, resuelto gracias a la cercanía del arroyo Camarmilla y del acceso al agua potable gracias al viaje del agua del manantial del Chorrillo, utilizado al menos desde la ocupación musulmana y que estaría activo aun en la actualidad.
Es reseñable también, la cercanía también, para su control y empleo efectivo, al principal cruce de calzadas extramuros de la ciudad y nudo de comunicaciones más importante del centro peninsular, situado en el lugar donde ahora se alza la Catedral Magistral a escasos metros del posible acuartelamiento.
En diversas intervenciones arqueológicas no sistematizadas y tendentes en su mayoría a cumplir “expedientes administrativos”, se ha constatado ocupación en la zona desde la época romana, como se demostró por la presencia de diverso material cerámico de época altoimperial. Mucho de ese material curiosamente se encontró durante las intervenciones que entre los años 1986 y 1988 se realizaron en la puerta de Burgos o Arco de San Bernardo con motivo de su restauración. Se entiende que esta era la puerta fortificada norte de la primera alcazaba cristiana. Dado lo puntual de la intervención y pese a los interesantes restos y cimientos de lienzos de muralla de diferentes etapas, al menos, bajo y alto medieval las investigaciones quedaron inconclusas. Como conclusión, es que, aunque verosímil, la existencia en este lugar de instalaciones militares romanas no deja de ser una hipótesis que, como la propia existencia de un destacamento militar deberán ser confirmadas o no en un futuro por la realización de nuevas prospecciones arqueológicas y el hallazgo de nuevos restos arqueológicos.
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