Fiebre y credo. Correspondencia entre Darwin y Asa Gray

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Fiebre y credo. Correspondencia entre Darwin y Asa Gray, es la adaptación teatral de la correspondencia intercambiada por Charles Darwin y el botánico americano Asa Gray.
Cuidadosa y bellamente editada, la publicación cuenta con los textos y la colaboración de eminentes personalidades de la paleontología, la arqueología y la política como Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano, Luis Alberto de Cuenca y Joaquin Leguina.
 
Publicación: 2009

Nº de páginas: 119
Editorial: Comunidad de Madrid
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 978-84-451-3270-8

 

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Descripción

Fiebre y credo. Correspondencia entre Darwin y Asa Gray, es la adaptación teatral de la correspondencia intercambiada por Charles Darwin y el botánico americano Asa Gray.
Cuidadosa y bellamente editada, la publicación cuenta con los textos y la colaboración de eminentes personalidades de la paleontología, la arqueología y la política como Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano, Luis Alberto de Cuenca y Joaquin Leguina.
 
Fiebre y credo recoge este intercambio recoge el desarrollo de la teoría darviniana sobre la evolución de las especies a través de la selección natural. La obra incorpora además textos de señalados científicos españoles que abordan la aportación esencial del científico inglés en el año en que se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento.

Asa Gray, el defensor de Darwin al otro lado del Atlántico

El botánico y naturalista norteamericano Asa Gray fue el mejor aval de las teorías de Charles Darwin al otro lado del Atlántico. Su nombre también se asocia con la Evolución Teísta, una de las tres teorías mundiales sobre el origen de la vida junto con la Evolución y el Creacionismo.

La Teoría de la Evolución de Darwin publicada en 1859 supuso un cambio en la mentalidad y en la forma de entender el mundo que algunos se negaron a aceptar porque ponía en entredicho cuestiones filosóficas, religiosas y morales incuestionables hasta aquel momento. La nueva teoría abrió muchos debates a ambos lados del Atlántico. En el Nuevo Mundo estos debates estuvieron protagonizados por dos científicos que disfrutaban de notable reconocimiento y autoridad: el botánico Asa Gray y el zoólogo Louis Agassiz.

La amistad entre los dos empezó cuando Agassiz llegó a Estados Unidos en 1842 para impartir unos cursos zoología en Boston y estudiar la historia natural y la zoología de EE.UU Agassiz pronto entró en contacto con Gray, conocedor de sus trabajos sobre moluscos, glaciales e invertebrados, quienes no tardó a presentarlo en los círculos intelectuales y científicos del país como una eminencia recién llegada desde Suiza. Con el tiempo, Gray avaló la entrada de Agassiz como profesor del departamento de Zoología y Geología de la Universidad de Harvard, donde él mismo trabajaba.

No obstante, a principios de la década de 1850 la relación entre los dos empezó a torcerse. En un país abocado a la guerra civil en el que las cuestiones sobre la esclavitud y la raza estaban a la orden del día, sus posturas no podían ser más contrarias: Gray abogaba por una visión que conjugaba sus creencias religiosas con los recientes avances científicos y que hablaba de un origen común de la humanidad, Agassiz argumentaba científicamente teorías racistas sosteniendo que las diferentes razas habían sido creadas por separado. Aquellas diferencias marcaron dos posturas irreconciliables. A esto se unió que Gray empezó a intercambiar correspondencia con Charles Darwin de forma habitual.

Gray y Darwin se habían conocido en Londres en 1839, cuando Gray realizó una visita a Sir William Hooker, quien en aquel momento era director del Real Jardín Botánico de Kew. Por su parte Charles Darwin, que había prestado especial atención a la distribución de las especies de animales, también estaba convencido que un estudio de la distribución geográfica de las plantas podría revelar mucho sobre la dinámica de la evolución. La conexión entre Gray y Darwin fue inmediata desde el principio y a lo largo de los años siguientes los dos científicos intercambiaron cartas de forma esporádica para compartir conocimientos e ideas e intentar resolver algunas dudas que los dos compartían.

Gray publicó en 1848 su gran libro Manual of the Botany of the Northern United States from New England tono Wisconsin & South tono Ohio & Pennsylvania Inclusive (conocido popularmente como Gray’s Manual), el manual sobre botánica más completo de su época y que a día de hoy es un referente de la botánica y la historia natural de Norteamérica. Años antes, en la década de 1840, había establecido curiosas relaciones entre la vegetación de Norteamérica y del este de Asia, especialmente de Japón, donde pueden encontrarse gran cantidad de especies endémicas. Este tema interesaba mucho a Darwin.

En 1855 Charles Darwin escribió a Gray pidiéndole ayuda para resolver algunos problemas de distribución de plantas. A raíz de las preguntas que Darwin planteaba, Asa Gray empezó a considerar los posibles vínculos entre la distribución de especies y su variación y evolución. Todas sus ideas sobre este tema eran compartidas con Darwin, y se convirtieron en información indispensable para que este pudiera elaborar su teoría de la evolución. Finalmente, en 1857 y dos años antes de publicar su teoría, Darwin envió a Gray una carta en la cual le confesaba sus ideas sobre la evolución de las especies. De esta forma Gray se convirtió en la tercera persona del mundo en conocer este revolucionario ideario planteado por Darwin y en la segunda en indagar sobre el concepto de la selección natural, que aceptaría desde el principio como veraz pero con algunos matices.

La unión de ciencia y religión

Hijo de un curtidor, Asa Gray nació en París en 1810. Siendo un bebé su padre emigró a EEUU, donde se convirtió en un colono acomodado. Asa, primogénito de ocho hermanos, descubrió siendo joven su pasión por la botánica. A los dieciocho años ya estaba estudiando en una escuela médica de Fairfield (Nueva York) puesto que igual que otros muchos científicos y naturalistas de su época estudió primero la carrera de medicina. Una vez doctorado, viajó a Europa, lo cual le permitió conocer a algunos botánicos de Inglaterra, Francia, Austria, Suiza y Alemania. En este viaje también empezaron sus buenas relaciones con la familia Hooker y especialmente con un hijo de su edad, Joseph, que duraría hasta el final de su vida. A su vuelta en EE.UU. Gray publicó junto con el botánico John Torrey, que había sido su mentor, la primera flora completa de Norteamérica (1838-1843). Esta gran obra permitió a Asa Gray ser nombrado encargado del Lyceum of Natural History de Nueva York. Después, fue Catedrático de Historia Natural en Harvard (desde 1842) y encargado del herbario de Cambridge, creado por él mismo y que llegó a convertirse en el mayor y más valioso de su país.

Asa Gray es uno de los botánicos más importantes de todos los tiempos. El Asa Gray Award es el mayor galardón de la Sociedad Norteamericana de Taxónomos Vegetales. Este premio fue constituido en 1984 para galardonar a cualquier botánico vivo por los logros de su carrera

A lo largo de su carrera Asa Gray escribió numerosos libros y artículos que no solamente tuvieron gran importancia a nivel taxonómic sino que sirvieron para popularizar el estudio de la botánica. Su trabajo más destacado es el  Manual de Botánica norteña de Estados Unidos, utilizado por varias generaciones de botánicos. Otras obras destacables de Asa Gray son Elementos de Botánica (1836), Textos botánicos (1842; titulado en su revisión posterior Botánica estructural, 1879), Cómo crecen las plantas (1858), Cómo se comportan las plantas (1872) y Darwiniana (1876), una colección de ensayos en los cuales defiende la teoría de la evolución de Darwin y publicados como colección poco antes de su muerte.

Una de las características de Gray es que fue un hombre extremadamente religioso, cosa que muchos no pueden unir a su ferviente defensa de las teorías Darwin. No obstante, para Asa Gray la botánica era una parte más de la revelación divina de la misma forma que la fe y el saber eran, según su punto de vista, campos independientes que tenían poco en común. Gray también supo relativizar algunos de los postulados de Darwin acomodándolos a sus creencias. Por ejemplo, en cuanto a la selección natural, rechazó su explicación para hablar de organismos que funcionan inteligentemente porque estaba convencido de la singular posición espiritual del hombre entre el resto de las criaturas. Estos matices hacen que algunos consideran a Gray como el máximo representante de la la evolución teísta, una teoría que acepta la existencia de unos mecanismos evolutivos naturales (selección natural) elegidos por la providencia divina porque se produzca la evolución de las especies. Para Asa Gray Dios no actúa de forma directa sobre la naturaleza sino que se vale de causas para hacerlo.

FUENTE: ESPORES

Guión de : Craix Baxter por encargo del Darwin Correspondence Proyect de la Universidad de Cambridge con el apoyo de la fundación Jhon Templeton.
 
Adaptación de: Juan V. Martínez Luciano.
 
Traducción de Rebeca Barba y Juan V. Martínez Luciano.
 
Textos de: Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano, Luis Alberto de Cuenca y Joaquin Leguina.

Edita: Comunidad de Madrid

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Información adicional

Peso570 g
Dimensiones25 × 25 × 4 cm
Nº de páginas

119

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Tapa dura

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