Ídolo oculado cilíndrico de Extremadura. Tamaño mediano y grande

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Ídolo oculado cilíndrico de Extremadura (TAMAÑO MEDIANO O GRANDE): réplica en mortero marmóreo del denominado “ídolo cilíndrico oculado de Extremadura”, depositado actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Puede presentar variaciones de color de beige a blanco.

Descripción

Ídolo oculado cilíndrico de Extremadura

¿No te has fijado? Puedes verlo en el logo de este blog, también en la página principal… Se trata del Ídolo Oculado, también conocido como Ídolo de Extremadura. ¿Pero qué es esta figura y qué representa?

Este Ídolo Oculado es una pieza arqueológica de 5.000 años de antigüedad, un enigmático testimonio de nuestro pasado en un estado de conservación excepcional. Corresponde a la era prehistórica del Calcolítico (Edad del Cobre) en el valle del Guadalquivir, España, y está datado en el tercer milenio antes de Cristo. Otras piezas de este período son los archiconocidos vasos campaniformes, tan frecuentes también en la Península Ibérica, con los que este ídolo comparte por ejemplo los motivos geométricos.

El Ídolo Oculado se conserva en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. Está tallado en alabastro, luego pulimentado, una piedra compacta parecida al mármol y fácil de trabajar, usada como vemos desde tiempos inmemoriales para crear esculturas y otros elementos decorativos. Se trata de un objeto cilíndrico de 6,10 cm de diámetro, unos 12 cm. de altura y casi un kilo de peso, cuya principal característica, y que le da nombre, son sus dos enormes ojos en los que su autor esculpió el iris y la pupila con una expresividad que aún hoy nos hace sentir una mirada frontal y penetrante a través de todos sus siglos de existencia.

Sobre los ojos, las cejas, y encima de estas varias líneas verticales que parecen representar el cabello y que por la parte posterior de la pieza se transforman en un interesante juego de líneas en zigzag hasta sobrepasar la parte media del cuerpo. En la parte delantera, por último, cuatro líneas curvas que enmarcan a cada lado la cara o las mejillas, que podrían representar también el cabello, o quizá una tupida barba o, como los investigadores han sugerido, pinturas tribales o algún tipo de tatuaje facial.

¿Pero qué usos tenía este objeto entre los moradores de la Baja Andalucía hace 5.000 años?

Según el Museo de Cádiz, donde se halla un ídolo oculado similar de la misma zona y período, este tipo de figuras se asocian a enterramientos colectivos en dólmenes. Como representa una figura humana, esta podría ser una divinidad funeraria o una referencia familiar e incluso territorial, como sugiere el Museo Arqueológico Nacional.

Si esta interpretación es así, podemos imaginarnos dólmenes como los de Antequera, cuyo interior estaría decorado con este tipo de figuras, como representaciones que unían este mundo con la otra vida, de ahí que estos ídolos tuvieran grandes ojos que todo lo ven, pero carecieran siempre de boca, porque los muertos allá donde estén nos ven pero ya no pueden hablarnos.

Es en su mirada como dos cuchillos y en la ausencia de boca donde personalmente encuentro un mayor atractivo a esta figura. Desde que la conocí en el MAN, me sobrecogió no solo su magnífico estado de conservación, sino el significado oculto tras su estilizada figura y, sobre todo, tras los dos ojos que parecen observar estupefactos la sala del museo y los tiempos modernos adonde ha ido a parar.

Tomé este Ídolo Oculado como inspiración y referencia en uno de “Los cuentos para no dormir”, una serie de tres relatos que escribí en el año 2004, y en cuya tercera parte una bomba de la aviación alemana durante la Guerra Civil desentierra un ídolo íbero con propiedades mágicas.

Para mí el Ídolo Oculado es una escultura que representa muy bien el misterio del alma humana a través de los ojos de las personas, un enigma que parecía ya interrogar a nuestros antepasados, como si fueran los ojos y el importantísimo sentido de la vista los que conectan nuestra parte mundana con un plano llamémoslo espiritual, cósmico o celestial. Por eso para mí el ídolo no solo encierra las incógnitas del uso ritual que le dieron sus coetáneos sino las mismas incógnitas que hoy en día nos asolan y nos abruman: ¿por qué estamos aquí? ¿hay otra vida? ¿seguimos conectados a este mundo una vez muertos?

He tomado esta figura como identidad de este blog porque metafóricamente representa también la conexión que hago con una parte íntima de mí que doy a conocer aquí y que, también como un laberinto, encierra un misterio, un por qué, un significado y una salida ocultos que hay que recorrer para poder descifrar.

Para saber más: Interesante compendio de las conferencias de varios investigadores sobre ídolos oculados, publicado por el Museo Arqueológico Nacional: “Ojos que nunca se cierran: Ídolos en las primeras sociedades campesinas”.[http://www.man.es/man/dms/man/estudio/publicaciones/conferencias-congresos/MAN-2009-Ojos-cierran/MAN-Con-2009-Ojos-cierran.pdf]

Fuente: El Ídolo Oculado o Ídolo de Extremadura del MAN (En el Laberinto. Blog de Zoilo Andrés)

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