Descripción
Harald, el último vikingo inaugura la colección de Historietas de Desperta Ferro Ediciones y El Fisgón Histórico, una original apuesta de historia en cómic que tratará de acercar al público infantil, juvenil y por qué no, también al talludito, las andanzas de populares personajes históricos de forma didáctica a la vez que divertida, valiéndose del poderoso lenguaje visual del cómic pero sin necesidad de ficcionar, siempre recurriendo a las fuentes históricas (sí, nuestros vikingos no tienen cuernos).
A Harald Hardrada, protagonista de Harald, el último vikingo, se le ha llamado a menudo «el último vikingo», porque con su muerte en la batalla de Stamford Bridge en 1066 se considera que el periodo histórico que conocemos como la Era Vikinga llegó a su fin. Una era que había comenzado casi tres siglos antes, cuando en el año 793 un grupo de vikingos saqueó el monasterio de Lindisfarne, en la costa de Inglaterra. Durante los dos siglos siguientes, los vikingos llevaron con sus incursiones el terror a buena parte de Europa, pero, tras un primer periodo de saqueos, en muchos lugares grupos de vikingos intentaban conquistar el territorio.
El mundo de Harald era ya uno en cambio, en el que los monarcas escandinavos afianzaban su poder y en el que el cristianismo iba desplazando a los viejos dioses, pero en el que todavía había hueco para que los aventureros del norte intentasen ganar fama y fortuna a punta de espada, fuese como mercenarios en Bizancio o tratando de conquistar su propio reino. Para que lo sitúes temporalmente, en la península ibérica es la época de los almorávides y de El Cid –apenas un poco mayor que Harald–, y faltan solo unas décadas para que comiencen las Cruzadas.
Harald Hardrada, «el último vikingo»
Harald Hardrada, el último vikingo, nació alrededor de 1015 en Noruega, y sus padres fueron Sigurd Sow, un reyezuelo noruego, y la reina Asta Gudbrand. Antes de este matrimonio, Asta estuvo casada con el rey de Noruega, Harald de Westfold. Un hijo de esta unión, Olaf Haraldson, hermanastro de Harald, fue rey de Noruega entre 1016 y 1030. Expulsado, Olaf trato de recuperar el trono, pero fue derrotado y muerto en la batalla de Stiklestad, el 29 de julio de 1030. Allí, con apenas quince años, Harald combatió y fue herido, pero pudo huir. Marchó así al este, a Rusia, donde entró al servicio de Jaroslav el Sabio, antiguo aliado de Olaf. Su carrera militar continuó al servicio del Imperio bizantino, en la Guardia Varega, cuerpo donde gran número de guerreros vikingos buscaban fortuna.
Tras varios años de campañas en Anatolia, Sicilia y el Mediterráneo oriental, y participar incluso en un golpe de estado palaciego, hubo de escapar de Constantinopla ya que la emperatriz Zoe Porfirogéneta no quería prescindir de su espada. Con un langskib cargado de riquezas, regresó a Kiev para pedir la mano de Elisif, hija de Jaroslav, y luego viajar hasta Noruega, donde compró la mitad del reino a su sobrino Magnus el Bueno. A la muerte de este, y controlando ya toda Noruega, Harald intento repetidas veces conquistar Dinamarca, aunque sin éxito. Las ansias de gloria de Harald no estaban sin embargo apagadas, y en 1066, a la muerte del rey de Inglaterra Eduardo el Confesor, vio su oportunidad para conquistar otro reino. Mejor hubiera hecho en hacer caso a los presagios…
El guion
La vida de Harald está tan llena de aventuras y sucesos extraordinarios que la ficción parece mezclarse con la realidad, pero podemos estar relativamente seguros de que gran parte de lo que contamos en nuestro cómic Harald, el último vikingo responde a hechos reales, aunque quizá algo adornados por nuestras fuentes. Hemos recurrido por tanto a las principales fuentes escritas con que contamos, siempre teniendo en cuenta los problemas que estas plantean, como determinadas incoherencias cronológicas o exageraciones. El texto más completo está en la Heimskringla («Orbe del mundo»), escrito por Snorri Sturluson en Islandia ya a mediados del siglo XIII, y que recoge las sagas de los reyes noruegos. Sturluson recopiló textos de autores más antiguos y también poemas de los escaldos, aunque tiene problemas como asignar a Harald anécdotas que también se adscriben a otros líderes vikingos. La Heimskringla es un texto lleno de poesía, tanto que no nos hemos resistido a incluir algunos de sus fragmentos como bocadillos en Harald, el último vikingo, como los poemas que el propio Harald compuso y cantó. Otras fuentes son la Crónica Anglo-Sajona, que nos cuenta solo la invasión de Inglaterra por Harald en 1066; una crónica escrita en Constantinopla a finales del siglo XI y que narra sus aventuras en la Guardia Varega; y la Historia de Adán de Bremen, terminada en 1075. Además de las fuentes, hemos recurrido a las obras de investigación histórica que existen sobre el periodo, y que ayudan a que tengamos una visión más completa de la vida y el tiempo de Harald Hardrada.
La documentación
Si de algo distingue a Desperta Ferro es la fidelidad de sus ilustraciones a la realidad histórica, y eso es algo que quieren mantener en la colección Historietas. Combinando un trabajo de documentación exhaustivo con el entusiasmo por la historia y su representación de Juan de Aragón, El Fisgón Histórico. Para recrear el aspecto de los personajes y de los lugares por donde transcurre la acción de Harald, el último vikingo nos apoyamos en lo que sabemos por la arqueología, muy bien trabajada en Escandinavia para la Era Vikinga, y por la iconografía, con ejemplos como el famoso tapiz de Bayeaux. Puedes estar seguro de que las armas y vestimentas, las casas y palacios, o los barcos y ejércitos, se corresponden a lo que sabemos de la época. Y todo ello con el característico estilo de El Fisgón Histórico, colorista y vivaz, expresivo pero detallista, y capaz de viñetas tan increíbles como esta de la huida de Harald de Constantinopla, con Santa Sofía recortada en la noche.
Cada página de Historietas implica un proceso muy cuidado. En primer lugar, El Fisgón Histórico (Juan de Aragón) y Alberto Pérez se reúnen para, a partir del guión, concebir cada página, decidiendo qué mostrar en las viñetas. A partir de ahí entra el genio del Fisgón, que hace una primera aproximación en lápiz (aquí le tienes trabajando en el próximo título de la colección, a ver si adivináis sobre qué personaje versará), que servirá de base para el boceto digital. Este se va puliendo y acaba en un limpio dibujo, donde ya se aprecian los detalles de rostros, objetos o paisajes de Harald, el último vikingo.
Y aquí no hay que destacar solo la fidelidad de los detalles al registro arqueológico e iconográfico, sino la fuerza que Juan da a los personajes, con gestos y posturas a cual más expresivo, y que no permite empatizar con ellos. A esto le sumamos el coloreado, con esa paleta suya tan característica que otorga una vivacidad brutal a las escenas. Por último, se rotula, para dar voz a cada vikingo, conquistador español o reina egipcia que salga del pincel (¡digital!) de El Fisgón Histórico.
Ilustración: Juan de Aragón
Texto: Alberto Pérez Rubio
Edita: Desperta Ferro Ediciones
Sobre los autores
Juan de Aragón nació en Vélez-Málaga en 1986, estudió ilustración en la Escuela de Artes de San Telmo (Málaga) y sus dos grandes pasiones son la historia y la ilustración (además del Heavy Metal, todo hay que decirlo). Oculto tras El Fisgón Histórico, su alter ego de nariz colorada, Juan comparte en las redes sociales curiosidades de la historia universal, siempre con un matiz de humor y socarronería.
Alberto Pérez Rubio es licenciado en Historia y en Ciencias Empresariales por la UAM y Máster en Historia y Ciencias de la Antigüedad por la UAM/UCM. Su principal área de interés es la Antigüedad en Europa y el Mediterráneo, especialmente las interacciones entre diferentes culturas, lo que incluye por supuesto los aspectos bélicos. Forma parte del grupo de investigación Occidens (www.occidens.es) y actualmente se encuentra realizando su tesis doctoral en la UAM. Es socio fundador y editor de Desperta Ferro Ediciones.
Reseñas
El Debate de hoy: “Con esta valiente y original apuesta se reivindica el acercar la historia y la arqueología a todo el mundo: socializar la historia. Y, en este caso, podríamos decir que especialmente a los más jóvenes (aunque quien escribe ha disfrutado leyéndolo sin ser precisamente un niño)”
Antonio Miguel Jiménez. El Debate de hoy (31/05/2018)
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