Descripción
Fíbula Caballo de Numancia
En 1993 fue encontrada la necrópolis de Numancia tras una excavación de urgencia que dio pie a un nuevo proyecto de investigación. La información que propició es muy vasta, convirtiendo a Numancia y a su necrópolis en una de las entidades que más información han aportado acerca de la Celtiberia y las Guerras Celtíberas. Pero lo que hoy nos interesa es la afamada figura del caballito y la simbología que ello supone.
El primer detalle que llama la atención respecto a las fíbulas es que se trata del elemento más frecuente en la necrópolis. Asistimos a una amplia variedad tipológica, divididas en hasta ocho grupos distintos, aunque en su mayor parte son de bronce con algún elemento en hierro. Nos vamos a centrar en uno de los grupos menos numeroso (1,2 % del total), pero quizás el más característico, la de caballito (JIMENO et alii 2004: 186).
En total se han encontrado cuatro fíbulas de esta tipología bien contextualizadas (tumbas 32, 108, 109 y 81), y otros 3 fragmentos descontextualizadas en el exterior de las tumbas.
Dentro de este grupo, tenemos distintas tipologías estudiadas por Almagro y Torres en 1999 identificando hasta tres grupos. De los recuperados en la necrópolis, el ejemplar más completo es una fíbula compuesta por el caballo y el jinete encontrado en la tumba 32. Se trata de un ejemplar estilizado en el que el caballo tiene el morro diferenciado de los correajes mediante ranuras y presentando las orejas inclinadas hacia delante y va adornada con cuatro perforaciones decoradas con anillas.
Pero debido a la importancia simbólica de la pieza ilustrada hemos decidido decantarnos por ella. Se trata de una figura algo más achaparrada pero que sigue presentando la cabeza hacia adelante y con la representación de las crines mediante el rebaje. El cuerpo del animal está decorado mediante perforaciones y en el centro, mediante incisiones aparece representada la manta que posiblemente utilizaban los jinetes como silla. Las patas delanteras, traseras y la cola están unidas formando pasadores.
La aparición de este tipo de decoraciones a modo de ajuar personal en los enterramientos nos habla de una clase ecuestre. No estamos ante un hecho aislado, se trata de un motivo decorativo muy recurrente, no olvidemos que lo encontramos en fíbulas, signa equitum o báculos de distinción, cerámicas, anillo, cajas zoomorfas, simpula, etc. El caballo es un símbolo de poder, de estatus, en este caso se relaciona sin ningún lugar a dudas con la aparición de una élite social basado en un sistema clientelar que permite un mayor control del territorio (SÁNCHEZ-MORENO 2004: 245).
Información obtenida en: El Legado de Numancia: La Fíbula del Caballito
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