Descripción
El hallazgo. La historia ficticia de un arqueólogo real nos habla de la figura del Doctor Williams que puede ser catalogada como de Quijote de la arqueología, como un arqueólogo de guerrillas o como un mártir por la causa. Dejaré al lector que se forje su propio concepto. Sin embargo estoy convencido de dos cosas: aquellos lectores que aún tienen el concepto romántico o “indianajonesco” de los arqueólogos, que sepáis que esta es la verdadera arqueología que se practica cada día; y para aquellos compañeros que practican día tras día el mismo campo de trabajo que yo, sabéis perfectamente de lo que estamos hablando. La libertad de la lectura radica en la libertad misma de identificarse con cualquier personaje. Hazlo, lector, te lo ruego. Y cuando termines de leer el libro plantéate si de verdad te gustaría ser partícipe de “El Hallazgo”…
Autor: Pablo guerra García
Editorial: JAS Arqueología
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La editorial JAS (Jaime Almansa Sánchez) publica desde hace unos años obras de Arqueología no convencionales que no pierden por ello su atractivo. Su último hallazgo: la mezcla de Arqueología y Literatura narrando la historia real de un arqueólogo ficticio. La unión cumple de sobra con los precedentes de JAS en originalidad y atracción, pero más aún al tratarse de una arqueología mundana alejada de las pixeladas fantasías hollywoodienses que nos rodean a diario. Posicionar El Hallazgo en el mapa bibliográfico de la Arqueología española no es difícil, pero hay que hacerlo en dos sitios. Por un lado, hay que situarlo dentro del campo de la excavación de salvamento (también denominada “de urgencia”).
A éste área, se pueden aproximar todos los arqueólogos desde un punto de vista teórico leyendo leyes y manuales. Sin embargo, sólo los pocos que trabajan en el sector pueden conocer sus problemas y complicaciones cotidianas. El Hallazgo palía esas carencias de la teoría y actúa como una puerta a ese “mundo desconocido” donde el arqueólogo es sólo uno más entre obreros, ingenieros, funcionarios de patrimonio, peones y carpinteros. Por otro lado, también hay que situarlo en el campo de la Arqueología literaria, donde la aparición de este libro es algo novedoso, pero no absolutamente pionero.
Recordemos el antecedente de Miguel Delibes (El tesoro, Destino, 1985) , que por cierto también narraba una historia real pero con personajes ficticios. La de un joven profesor universitario que, junto a sus alumnos, debía excavar un tesoro celtibérico y, al mismo tiempo, protegerlo frente a la avaricia e ignorancia de los habitantes de la zona. Visto en perspectiva, “Arqueoweb. Revista sobre Arqueología en Internet 14, 2012- 2013. Páginas: 221 -223 ́ ́ 222 ambas obras, separadas por veintisiete años, reflejan los cambios que la Arqueología ha sufrido en España en las últimas décadas.
De una labor controlada por universidades y museos, se ha pasado al predominio de la empresa. Sin embargo, hasta donde yo conozco, Pablo Guerra García sí que es el primer arqueólogo español que escribe una novela arqueológica. La Arqueología de ficción en inglés, como en otras “Arqueologías”, es amplísima. Para comprobarlo sólo basta con teclear “archaeology fiction” en amazon. Sin embargo, tras un simple vistazo mucha de ella deja que desear. Como ya explicó con certera precisión Silberman (2008) , los verdaderos arqueólogos, tanto del cine como de los libros, no deberían llevar sombreros Fedora . En contraposición, aunque l a tradición de arqueología -ficción española, El Hallazgo incluido, es muy escasa, al m enos no cae en los clichés anglosajones. A lgo que Silberman, sin duda alguna, agradecería.
El Hallazgo narra la historia de Lancaster Williams, un recién doctorado que , incapaz de incorporarse en la comunidad académica, consigue ser contratado por una empresa para realizar el seguimiento de una importante obra. A lo largo de las páginas de la novela conocemos la realidad de un sistema que a menudo no tiene nada que ver con las Leyes de Patrimonio y Reglamentos de Arqueología. Un descenso al laberíntico mundo que forma el entramado de las direcciones generales de patrimonio, las constructoras y las empresas de Arqueología. Laberinto en el que se pierde el protagonista y cuyas experiencias y pensamientos sirven al autor para reflexionar sobre nuestro modo de gestionar el Patrimonio Arqueológico.
Precisamente, la crítica al actual y predominante modelo de Arqueología de Salvamento es uno los cimientos del libro. Prácticamente nadie defiende hoy día este sistema y Pablo Guerra García no es una excepción. Sin embargo, habría resultado interesante incluir una descripción del modelo alternativo que soluciona algunos problemas de la Arqueología de Salvamento y que , desde hace años , se desarrolla y aplica en algunos lugares . Me refiero a la “Arqueología Preventiva” tal y como se describe desde la gestión del Patrimonio (Querol, 2010: 214) .No encontrar ésta en la obra es más que comprensible ya que en 2002, año en que el autor se licenció, la “Arqueología Preventiva” no figuraba en los planes de estudios.
Aparte de este correcto contenido arqueológico, el punto más oscuro del libro es su vertiente literaria, aspecto q ue por otro lado, en combinación con la Arqueología, lo hacen muy original. A pesar de que la dinámica de la historia es fluida y el desenlace nunca se llega a sospechar hasta el final, las “Arqueoweb. Revista sobre Arqueología en Internet 14, 2012- 2013. Páginas: 221 -223 ́ ́ 223 situaciones que recrea el autor, ya sean de tensión, duda o alegría, nunca resultan del todo reales. Lo mismo ocurre con los personajes ,que nunca llegan a escapar de los estereotipos que los definen y se convierten en una sucesión de clichés: restauradora “maja” frente a restauradora antipática, ingeniero malvado, amigo leal descarado, obreros incultos, directores cínicos vendidos a los intereses privados, etc.
Otra puntualización que quiero hacer antes de finalizar es la obsesión – bien por ocultar nombres real es, por dar un ambiente más internacional o por evitar que alguien se sienta reflejado en la novela – de dar nombres extranjeros a personajes y emplazamientos en contextos que irradian hispanidad por todas partes. Así, en vez de Enriques y Pacos tenemos Henrichs y Neills. Sea cual fuere el objetivo, el resultado sólo ayuda a aumentar la sensación de irrealidad antes comentada. Con todo, El Hallazgo es una reflexión a la pregunta que se hace continuamente el protagonista: ¿Pueden casar correctamente el ánimo de lucro y la investigación ? S í… o no… La respuesta se encuentra al final del libro. Pero ¿pueden casar una correcta difusión de la Arqueología y la ficción? Indudablemente nuestra respuesta debe ser sí. El Hallazgo es una más que recomendable y correcta aproximación en este camino.
Juan Latorre Ruiz. Universidad Complutense de Madrid
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